«Criar bajo una actualizada disciplina social». ¿Será que el trabajo de cuidar de menores a cargo corresponde a un lugar mental colectivo profundamente vigilado y denostado al haber sido asumido por cuerpos “mujeres” en espacios domésticos panoptizados por los deseos del paterfamilias y, como consecuencia directa, si el paterestado decide reforzar la vigilancia de las crianzas en nombre de un orden social que se supone es “necesario” para manejar el contagio del virus lo aceptamos sin resistencias?
Obra cabecera: Untitled. 2012 de Cathy Wilkes. Gift of the Speyer Family Foundation and Mrs. Saidie A. May (by exchange) © 2017 Cathy Wilkes
Aquí el texto publicado en Salto Diario sobre identificar, no olvidar, las coordenadas en las que la actividad humana de la crianza o trabajo materno estaban siendo asumidas antes de esta crisis, para no perder ni un centímetro de los avances conseguidos y reenfocar hacia un futurible, un futuro ya posible, los horizontes que proyectábamos en colectivo.
¿No estaremos entrando en una actualizada disciplina social de la crianza como actividad humana en el espacio público sin ser conscientes que estamos perdiendo emancipaciones internas que habíamos logrado abrir dentro de nosotras con mucho esfuerzo por desaprender y así poder escapar de la jaula donde nos coloca las narrativas del paterfamilias respecto a lo que son los cuerpos “mujeres” madres y cómo deben llevar a cabo sus crianzas?
Nota importante: Esa vigilancia se debe a la necesidad del propio patercapitalismo de mantenerse vivo y asegurarse tener mano de obra manteniendo a los cuerpos “mujeres” madres en estado de tensión continua.
¿Somos conscientes que reforzar la vigilancia social en todo lo común que compartimos como comunidad durante la “nueva normalidad” va a suponer para los cuerpos “mujeres” madres un aumento de las violencias que tienen que manejar diariamente?
Estemos atentas a que esta nueva normalidad no sea una actualización de la muy conocida disciplina social que aprendimos de manera forzada cuando asumimos que circulábamos por este sistema con un cuerpo “mujer”, sinónimo de pérdida de poder político.