¿Será que el estrangulamiento que nos está generando en las crianzas la subida de la comida -que ahora va por el 16%– revelará el valor psico-estructural de la actividad humana de alimentar ante el corpo-destrastre que nos atraviesa? ¿Será que no querer reconocer la hondura-dimensión, en nuestros procesos de salud futura, de lo que determina la manera de alimentarnos es una de las puertas de naturalización de las tragaderas que instalamos para ir zampando las opresión macho-normativas-patercentradas?
Os comparto una respuesta-aproximación-especulativa, para que sigamos dándole juntas, al proceso de poder desentrañar la macho-madeja de confusión, con ampliación de mi colega, amiga y comadre, Alba Schiaffino, brillante pensadora feminista donde las haya. Activista por la totalidad de sus venas desde su potente y hermoso cuerpo materno que sostiene una unidad de crianza monomarental libre de macho-exigencias. Deseante de horizontes llenos de posibilidades emancipadas, pero reales. Fuera de las negaciones de la corresponsabilidad-turbo-productivista. Y muy preocupada por cómo se están manejando las quitas de custodias, tutelas y dinámicas macho-institucionales en estos tiempos -los cuales recuerdan a las monjas adoctrinadas por psiquiatras franquistas que pertrecharon una de las mayores heridas sociales de la paco-dictadura, y durante la blanca-democracia-púerpera (medicalizada por los oligarquías postfranquistas).