From reapropiación de los cuerpos

“No hay conciencia de la otredad, de los problemas fuera del mundo blanco, porque no se conocen, no hay educación ni difusión mediática clara sobre esto, por lo que toda persona que no tenga la inquietud o reflexione sobre estos privilegios históricos, continúa consumiendo cuerpos-sirvientes como algo totalmente normal y aceptable” -Efe Tapia.

Converso con Efe Tapia, escritora chilena residente en Australia transitoriamente, desde donde empuja su asunto vital propio como artista en formación. Reflexionando acerca de la migración y en cómo transformar la opresión en arte y resistencia. En Diario non Diario (2020) la pensadora trazar un recorrido poético sobre el proceso de viaje y auto-descubrimiento bajo la consigna «La revolución serán sensible, o no será».

Ahondamos en cómo el cuerpo-blanco perpetúa la lógica depredadora de disponer de las vidas de otros cuerpos y de reproducir condiciones no-vivibles que nos precipitan en nuevos escenarios -muy normalizados- de esclavitud contemporánea. Cómo toda esta alteración pandémica ha estado manejada para perseverar en las vidas que ostentan privilegio. Cómo los trabajos en el hogar -entendidos como todos aquellos que sostiene la logística doméstica para generar condiciones de bienestar- deben estar asumidos desde lógicas que no-posibiliten el robo las fuerza vitales y del desarrollo vital de otros cuerpos.

«Lo que emerge con fuerza, a pesar de las violencias y las injusticias, es un imaginario colectivo que reconoce la interdependencia y da valor a los cuidados de maternaje para preservar la vida humana y del planeta. Es muy fuerte la presencia de un entramado social que existe y “resiste” a los avatares del blanco-progreso intentando organizar modos de criar y cuidar desde lógicas comunitarias» -Candelaria Santillán Palmeiro.

Converso con Candelaria Santillán Palmeiro -psicomotricista feminista, madre de dos hijas, promotora de Igualdad y de Salud Corporal e integrante de Aupas (Asociación uniendo Psicomotricidad y Artes)- sobre
Maternar desde los feminismos. Entretejiendo experiencias y propuestas de cuidado colectivo impulsado entre compas de Argentina, España, México y Perú de la Red Kuyuy -red para la articulación de tejido feminista transterritorial.

Abordamos cómo dentro de las estructuras de pensamiento del sistema blanco-paterextractivista ha ido ganando terreno la lógica de no-responsabilizarte de las otras, de los tres, de lo otro. Donde hemos ido interiorizando un individualismo corrosivo desolador que forma parte del proceso de blanqueamiento de las crianzas, pero frente a este páramo, Santillán Palmeiro, plantea apoderarnos de la salud corporal, la potencia de las corpoexperiencias en las crianzas y la máxima de “valorar lo propio, potenciar lo común”.

«Igual que el neoliberalismo se testeó en Chile, el igualitarismo laboralista se testea en los países del Sur de Europa. Este igualitarismo, que nos quiere a todes produciendo y compitiendo en un mercado precario y sin soñar en demandar derechos que no emanen del empleo es el actual disfraz tras el que se esconde el patriarcapitalismo, el nuevo avatar del viejo patriarcado; un igualitarismo que como ya es evidente en los juicios por custodias, y en el supuesto derecho de los varones a reproducirse sin tener que entrar en relación con una mujer, hace ondear la bandera de la igualdad para mejor cosificar y explotar a las mujeres, y muy en especial a las madres» -Patricia Merino.

Segunda parte de la conversación con la pensadora feminista, activista y teórica, Patricia Merino (Bilbao, 1961), autora de Maternidad, igualdad y fraternidad. Las madres como sujeto político en las sociedades poslaborales (Clave Intelectual, 2017) y fundadora de la plataforma de madres feministas PETRA para la ampliación de los permisos transferibles.

El trabajo de Merino cuestiona el igualitarismo laboralista implementado en el Estado-Español por el Feminismo de la Igualdad, señalando el cuerpo materno como lugar devaluado, históricamente, y que continúa siéndolo bajo unas políticas que nos exigen ser cuerpos-asalariados para legitimarnos como cuerpos políticos (negando el valor matriz del trabajo materno). Olvidando la potencia, riqueza e indispensabilidad, en términos productivos, de los cuerpos que asumen los trabajos de gestación y sostén; activando la pregunta que lanzó Silvia Federici (página 169) en Reproducción en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (Traficantes de sueños, 2018. Segunda edición. Disponible en PDF por Creative Commons): ¿Por qué Marx obvió el trabajo reproductivo de las mujeres de una manera tan persistente? ¿Por qué, por poner un ejemplo, no se preguntó qué procesos de transformación deben sufrir las materias primas implicadas en el proceso de reproducción de la fuerza de trabajo para que su valor sea transferido a sus productos (como sí hizo en el caso de otras mercancía)?

“La maternidad, la crianza, convocan una suerte de economía de la pérdida, que de algún modo podría amenazar las lógicas propias del neoliberalismo. Esto no solo se debe a que (aunque a veces nos pese) interrumpen drásticamente nuestra productividad, sino también a que están centradas en el don. En los tiempos que corren, y en nuestros contextos, donde parece que cada vez tenemos menos tiempo, dar por dar, sin esperar ni exigir recompensa o rentabilidad, además de ser cada vez más raro, te precariza y te empobrece, te sitúa del lado de la pérdida, en una lógica contraria a la imperante”. Maite Garbayo

Converso con la doctora, historiadora y pensadora feminista, Maite Garbayo (Pamplona, 1980), cuya práctica de investigación ahonda sobre cuestiones relacionadas con cuerpo, performance, presencia, arte y cultura visual, desde posiciones atravesadas por los feminismos. Cuya vivencia personal/profesional pasa por 10 años en México como Académica en el Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana (México) y en la UNAM. Además forma parte de la Red de Conceptualismos del Sur y es autora del imprescindible episodio histórico Cuerpos que aparecen, performance y feminismos en el tardofranquismo (Consonni, 2016).

Garbayo nos narra cómo aterrizó en la subalteridad una vez que comenzó el trabajo materno, pero lejos de articularlo como un lugar imposibilitador lo propone como lugar de potencia. Señala las lógicas de autoexplotación a las que estamos sometidas, las violencias a las que nos arroja estos procesos encarnados por parte de todos la normatividad que nos envuelve, lo poco permeable de la teoría crítica sobre el nudo de la maternidad, sobre la vuelta al cuerpo cuando se materna, a la finitud, a la lógica de las carnes, etc.

“La maternidad es un territorio de disputa que, en determinados discursos, es muy fácil que se deslice hacia el «ensalzamiento de una esencia». Mientras que el patriarcado lo naturaliza en los cuerpos y lo invisibiliza como factor de riqueza social para seguir usufructando de ello, cierto feminismo, quizá el más hegemónico, lo invisibiliza de otro modo. Digamos de forma un tanto simple, es la batalla entre el feminismo de la igualdad y el feminismo de la diferencia, aunque a mí el debate me parece bastante más complejo que todo eso”. Carolina León

Converso con Carolina León, librera en Traficantes de sueños y escritora. Autora de la Trincheras permanentes. Intersecciones entre política y cuidados (2017), una reveladora reflexión sobre la incorporación de territorios denostados por las lógicas machocéntricas, tales como, la reproducción, la vida, los cuidados, los afectos junto a las condiciones y necesidades para el sostenimiento general de los cuerpos en constructos sacralizados como la política, la militancia, el activismo, la organización y la revolución.

León ahonda en cómo los cuerpos son utilizados a través de políticas que “parchean” para cumplir las demandas de lo productivo y sólo existen, como tales, bajo esas lógicas. Señala cómo las condiciones necesarias para el sostén son consideradas como subalternas, fuera de lo que tiene poder, cuando paradójicamente el valor viene de la vida, de los cuerpos, del cuidado, de los haceres, etc. Forzándonos a tener que asimilarnos en estructuras y sentires falocéntricos/masculinizados. “Hay un «universal» que no quiere saber nada de cuidados, de cuerpos, de fragilidad, de vulnerabilidad, de interdependencia. En estas, de verdad, sólo tenemos como compañeras a las feministas del sur global (que no pueden negarse), a las teóricas queer (Butler) y a las ecofeministas” comenta la autora.