From octubre, 2020

¿Cómo estamos asumiendo los trabajos maternos durante esta alteración vírica donde vivimos (encuerpadamente) cómo se van endureciendo las condiciones psicosociales y logísticas (que ya eran insuficientes) en las que asumimos las crianzas? Responden Natalia Iguiñiz (Lima), Sarah Babiker (Madrid) y Luisa Fuentes Guaza (Murcia/Madrid).

¿Cuales son las condiciones en las que estamos cuidando y criando en esta nueva era vital vírica? ¿Alguien del poder sabe el endurecimiento al que nos estamos viendo sometidos los cuerpos maternos durante este desierto social vírico incompatible con las necesidades básicas de los trabajos maternos?

¿Cómo vamos a asumir de manera continuada los trabajos maternos desde estas nuevas coordenadas víricas si ya partíamos de un escenario de devaluación constante y negación donde las soluciones partían (y siguen partiendo) de un brujeleo/malabarismo autogestionado (desde la profunda inventiva política) que posibilitaba toda una estructura o equilibrismo psicologísticosocial para sostener nuestras crianzas ante la inexistencia de un sistema de distribución de cuidados público, ante la inexistencia de prestaciones, ante la inexistencia de un sistema laboral no-machoadaptado que incluya las necesidades de las crianzas y de los cuerpos que las asumen?

¿Sin este andamiaje psicosocial autogestionado donde nos va situar este nuevo escenario vital vírico a los cuerpos que asumimos los trabajos maternos? ¿Estamos ante una nueva esclavitud contemporánea?

¿El hogar heteropatriarcal como nudo borromeo de transmisión cultural y económica no ha sido acaso en donde la fuerza vital de creación nos ha sido expropiada, es decir, en ese escenario subjetivo en donde pulsionan también el mal-estar, las crisis y los lenguajes para nombrar la rebelión impotente que muchas mujeres han vivenciado en aquel falo-domus? ¿No es esa la forma en que el capital colonial acumuló en la esclavitud afro-diaspórica e indígena? Conversan Carol Arcos Herrera (San Diego CA) y Luisa Fuentes Guaza (Murcia/Madrid)

Conversación en proceso sobre el acumulado sociohistórico que arrastramos que normaliza las condiciones expropiatorias (intensificadas durante esta crisis sanitaria) de nuestras fuerzas vitales, de esas fuerzas vitales de creación para el desarrollo del asunto vital propio (compuesto por una multiplicidad de trabajos que no encajan en las lógicas del trabajo productivo), que a su vez tiene como consecuencia directa el robo sistémico (y tristemente naturalizado) de las fuerzas vitales y de la potencia económica/psicoestructural de los trabajos reproductivos o trabajos maternos.

Cómo estas condiciones derivan de unas lógicas de beneficio y acumulación constante para la saca simbólica de un macho-blanco-paterfamilias a partir de su capitalismo identitario expropiando-para-ser directamente relacionado con el constructo madre-en-función-padre (Victoria Sau) y con la perpetuación/reproducción de los mismos mecanismos psíquicos de macho-dominación (que perduran hoy día como maltrato contemporáneo sobre los cuerpos mujeres) que funcionaron en los procesos de esclavización de cuerpos secuestrados para la construcción de las blanco-colonias.

¿Podemos establecer estrategias públicas que se ajusten a las circunstancias reales de los cuerpos que cuidan en el Estado Español durante esta alteración vírica no pensadas desde esa lógica universalista que proyecta soluciones para un cuerpo ficticio pensando que somos todxs macho-blanco-burgueses-urbanos-asalariados que no cuidan ni hay cuidado nunca porque asumir tales trabajos te coloca un lugar desposeído de poder como actividad humana devaluada?

Aquí podéis leer el texto publicado en El Salto Diario donde se analizan las condiciones en las que estamos asumiendo los cuidados propios a las crianzas o trabajos maternos o trabajos de sostén logístico/psicoemocional de cuerpos necesitados de los cuidados para su continuidad en lo vivo en un marco de bienestar o buen vivir durante su tránsito sobre el cuerpo viviente-naturaleza, planteando si, ¿no sabemos que quienes asumen los trabajos maternos en un 50% aproximadamente no tiene sueldo, no están asalariadxs, no reciben prestaciones?

¿Podríamos aprovechar la oportunidad que se abre ante este disloque social vírico para replantear un sistema de cuidados donde se asume la responsabilidad pública del Estado sobre los mismos para buscar equivalencias al valor de todo este trabajo no remunerado que hacen los cuerpos maternos? Para equilibrar el desajuste de ser un cuerpo mujer que asume un curro tan intenso, como es el trabajo materno, sin euros a cambio y en una condiciones logísticas/familiares confusas y dependientes.

¿Podríamos asignar un valor a los recursos invertidos, es decir, a la cantidad de horas de trabajo que se destinan en el desarrollo de los trabajos maternos y así poder estimar por costo de sustitución o por costo de oportunidad cual es el valor económico de toda esta cantidad ingente de horas trabajadas que asumen los cuerpos que cuidan?