From trabajo asalariado

Derechos Fundamentales, Trabajos Maternos, Trabajos Domésticos no remunerados y pandemia: ¿Será que esta pandemia hace posible que los Derechos Fundamentales se hagan efectivos, de pleno de derecho, una vez asumimos las maternidades o Trabajos Maternos? ¿Será que esta pandemia facilita que los Trabajos Maternos y los Trabajos Domésticos no remunerados tengan derechos de facto?

Si el Derecho a la Dignidad Humana y a la Protección a la Salud son derechos universales, inviolables, intransferibles e irrenunciables, ¿será que esta dislocación social provocada por la pandemia donde se están replanteando las prioridades -o se ficciona que se está haciendo- será la oportunidad para que se pongan en práctica, que se implemente en nuestra sociedad primermundista, nuestros Derechos Fundamentales una vez que asumimos los trabajos maternos y los trabajos domésticos no remunerados como sujetos políticos con plena legitimidad para que se implementen medidas que hagan efectivos, que pongan en práctica real, tales Derechos Fundamentales como la Protección Social, Económica y Jurídica de las Unidades Familiares Diversas, el Derecho a la Dignidad Humana, al Honor e Intimidad, Derecho a la Participación en Asuntos Públicos?

¿Cobrar por trabajar es un Derecho Fundamental? ¿Será este el momento de poner en práctica los Derechos Fundamentales de los cuerpos maternos y cuerpos que asumen los trabajos domésticos no remunerados?

«Igual que el neoliberalismo se testeó en Chile, el igualitarismo laboralista se testea en los países del Sur de Europa. Este igualitarismo, que nos quiere a todes produciendo y compitiendo en un mercado precario y sin soñar en demandar derechos que no emanen del empleo es el actual disfraz tras el que se esconde el patriarcapitalismo, el nuevo avatar del viejo patriarcado; un igualitarismo que como ya es evidente en los juicios por custodias, y en el supuesto derecho de los varones a reproducirse sin tener que entrar en relación con una mujer, hace ondear la bandera de la igualdad para mejor cosificar y explotar a las mujeres, y muy en especial a las madres» -Patricia Merino.

Segunda parte de la conversación con la pensadora feminista, activista y teórica, Patricia Merino (Bilbao, 1961), autora de Maternidad, igualdad y fraternidad. Las madres como sujeto político en las sociedades poslaborales (Clave Intelectual, 2017) y fundadora de la plataforma de madres feministas PETRA para la ampliación de los permisos transferibles.

El trabajo de Merino cuestiona el igualitarismo laboralista implementado en el Estado-Español por el Feminismo de la Igualdad, señalando el cuerpo materno como lugar devaluado, históricamente, y que continúa siéndolo bajo unas políticas que nos exigen ser cuerpos-asalariados para legitimarnos como cuerpos políticos (negando el valor matriz del trabajo materno). Olvidando la potencia, riqueza e indispensabilidad, en términos productivos, de los cuerpos que asumen los trabajos de gestación y sostén; activando la pregunta que lanzó Silvia Federici (página 169) en Reproducción en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (Traficantes de sueños, 2018. Segunda edición. Disponible en PDF por Creative Commons): ¿Por qué Marx obvió el trabajo reproductivo de las mujeres de una manera tan persistente? ¿Por qué, por poner un ejemplo, no se preguntó qué procesos de transformación deben sufrir las materias primas implicadas en el proceso de reproducción de la fuerza de trabajo para que su valor sea transferido a sus productos (como sí hizo en el caso de otras mercancía)?

Maternidad-trabajo, ¿podemos asignarle la calificación de actividad productiva al trabajo materno o al conjunto de tareas necesarias para la gestación y sostén de la criaturas?

Dada la estandarización falócrata del trabajo asalariado o cómo el marco del sistema de empleo y las condiciones impuestas por el empleador no incluyen los bio-procesos y bio-necesidades de los distintos cuerpos-gestantes y cuerpos-sostenedores; unido a unas estructuras masculinizadas marcadas por la eficiencia en términos de progreso económico, nos relevan que el empleo, la condición sine qua non de tener que asalariarte, no se puede erigir como la única vía para la emancipación del trabajo materno. Unido al consenso de una parte de la teoría crítica feminista sobre cómo el trabajo asalariado[1] no es la clave esencial para liberar al «cuerpo-comunidad-femenino».