«Ha habido un cambio, un quiebre en la episteme y en el paradigma desde el estallido social hasta estos días apocalípticos-pandémicos, pero el colonialismo al igual que el covid, son “la” pandemia -el virus- y vivimos colonizadxs todo el tiempo, el tener conciencia de eso y tratar de evitarlo es un acto micropolítico que todxs deberíamos hacer, es el tiempo de expandir nuestras conciencias, politizar los afectos, la sociedad y la vida». -Alma Molina Carvajal y Senoritaugarte (Maldita Precaria – Mujeres Artistas Visuales)
Obra cabecera: Perchero Hilván (2021) por Claudia Suarez Jansson dentro de la plataforma Maldita Precaria – Mujeres Artistas Visuales.
Converso sobre cómo los trabajos maternos atraviesan las prácticas artísticas -estrujadas ahora por estos contextos pandémicos-, macho-productivismos y la vibrante plataforma Maldita Precaria – Mujeres Artistas Visuales con Alma Molina Carvajal -gestora y mediadora artística- y Senoritaugarte -artista muti-indisciplinar, madre y docente feminista-.
Ambas fundadoras de este proyecto gestado en Chile que abre nuevos circuitos de divulgación, distribución y reflexión desde ejes feministas y disidentes donde lo prioritario es la colaboración y cuidado mutuo para escapar de esas dinámicas falocapitalistas de individualismo corrosivo que reproduce continuamente el arte hegemónico (como práctica única). Hace poquito inauguraron la muestra virtual Políticamente In-Correctas donde abordan lo incorrecto como insurrección en este contexto pandémico.
Maldita Precaria – Mujeres Artistas Visuales funciona de manera tentacular activando talleres online, performances en vivo, muestras virtuales, debates, venta de de obras y también, los “martes feministas” en donde encontramos Somos históricas de la @coordinadorafeminista8m movilización sin precedentes en Chile y en la historia de los movimientos feministas internacionales (más de dos millones de cuerpos-mujeres y disidencias, salieron a la calle).
Luisa- ¿Podéis contadme por qué decidís abrir una plataforma como MALDITA PRECARIA? ¿Cual es su anclaje desde vuestra experiencia situada? ¿Se intensificaron en vuestras carnes y pieles, al pasar a ser cuerpos maternos, las opresiones falomacho-productivistas que atraviesan a las prácticas artísticas y curatoriales donde son expulsados todos aquellos discursos que tienen que ver con las tetas, la leche, el cansancio o, dicho de una manera, con todo lo relacionado con la reproducción social o fuerzas reproductivas o trabajos de sostén de otros cuerpos?
Alma- Creo que puedo partir contestando esta pregunta describiendo como estoy en este momento armando esta respuesta. Estoy sentada en un rincón de mi casa que es como una bodega de juguetes y cachureos que acomodé lo mejor que pude para no seguir usando la cocina como escritorio (mi oficicocina de Maldita Precaria), pero que ahora miro y está totalmente desordenada porque mi hija de año y medio se sube encima mío y revuelve todo. Ahora me puse audífonos y música fuerte para no escuchar los llantos y las peleas de hermanos y abstraerme 10 minutos para trabajar un poco mientras que el mayor de 5 juega con su tablet (pésima madre) y la pequeña deambula sacando cosas de la casa sin mayor supervisión (peor madre). Llevo 5 años trabajando así, mientras doy teta contesto correos y mensajes, el año pasado con la pandemia asistí a muchos talleres y seminarios mientras revolvía la olla y limpiaba el piso.
Y si, podría haber soltado por completo mi afán y mi trabajo en las artes para dedicarme cien por ciento a la casa y a los niños y no estar todo el día haciendo malabares, pero ya estaría muerta. Literal. Y prefiero estar agotada que muerta.
Como dice un collage de la Senoritaugarte El arte ha llenado mi vida (2017). Maldita Precaria responde a esa misma urgencia y pulsión, que se me ha vuelto aún más urgente con la maternidad. Estuve varios meses dándole vueltas a la idea de impulsar un espacio que pudiera serme útil a mi pero también a otras mujeres artistas que viven en esta crisis constante de falta de recursos, de tiempo, de espacio y por supuesto de dinero. De alguna forma me interesa relevar eso, que la mayoría de los espacios establecidos esconde mostrando solo el resultado o no valorando lo que hay detrás, que para mi es como una acción de arte constante. Porque a pesar de cualquier obstáculo seguimos acá creando en una especie de resistencia/sobrevivencia, que como ya dije, abruma y agota pero que siempre es mejor que estar muerta o no existir. Siento que ese es el super poder y la fuerza del arte hecho por mujeres y el arte feminista.
Con todo Maldita Precaria se va construyendo a ritmo de mamá puérpera, en mi caso, y mamá a cargo de un hogar monoparental en el caso de la Ale; y claramente no cumplimos con los estándares ni tiempos de un espacio falomacho productivista. Todo se va haciendo en la medida de lo posible y sabemos que va a ir creciendo de manera orgánica mientras sigamos metiéndole energía, aunque sea el concho que nos queda a final del día.
Senoritaugarte- Como complemento a lo que comenta Alma, creo que ambas dentro de nuestro escaso tiempo y en nuestra cotidianidad materna, necesitábamos generar colectividad y desde ahí germinó la creación de esta red de artistas feministas. No existe (por lo menos en Chile) un espacio como Maldita Precaria y si bien llevamos unos pocos meses, tenemos hartas expectativas con este proyecto. Porque es una forma de encarnar nuestro discurso para fomentar el apoyo mutuo y visibilizar el trabajo de artistas feministas.
Nuestra contribución va por ahí, precisamente en fomentar la venta de arte feminista (al alcance de todxs), porque éste existe y hay un vacío muy grande de cultura en nuestro país, la gente prefiere gastar su plata o endeudarse en cualquier estupidez, pero comprar un libro o una obra, ¡ni hablar!. Es harto trabajo tratar de transmutar esa manera de pensar en esta sociedad a pesar de que como país estamos ad portas de cambiar la constitución genocida de Pinochet. Esperamos que este cambio de conciencia post estallido lo veamos como una oportunidad para acabar con este sistema tan machista, egoísta y extractivista-esclavista.
Por otra parte, las artistas feministas necesitamos visibilizar la precariedad a la que estamos sometidas desde nuestras prácticas micropoliticas, llevar estas reflexiones críticas a través de conversatorios, talleres, exposiciones, etc. Poder vivir del arte no debería ser una utopía.
Luisa- Decía la maravillosa, Gloria Anzaldúa: «Olvídate del “cuarto propio”. Escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o en la cola del paro, o en el trabajo durante la comida, antes de dormir. Mientras friegas suelos o lavas la ropa escucha las palabras cantando en tu cuerpo. Cuando estés deprimida, enfadada, herida, cuando la compasión y el amor te posean. Cuando no puedas hacer nada más que escribir». ¿Pensáis que las maternidades o trabajos maternos nos ponen en un territorio fronterizo que -aunque sabemos lo precario que se torna- también es un lugar de potencia política inmensa porque te saca -sin preguntar- de todas las estructuras previas blancocapitalista de supuesto orden en las que han ido adiestrando? Fuera de todo ese orden productivista compartimentado donde los cuerpos se enferman, agotan se mezclan, se afectan. Es decir, ¿este tránsito de lo reproductivo podemos enfocarlo como un volcán epistémico no-colonial?
Alma- Me pasan dos cosas con esa cita. Tiene un lado, digamos optimista y que me gusta mucho, y en eso concuerdo con tu pregunta en cuanto al potencial enorme que hay en la maternidad y este sacado de estructura radical, no colonial. Como muchas feministas latinoamericanas y más de la corriente ecologista o antropológica han reflexionado, la maternidad, y en general todos los procesos de la mujer tienen un poder de movimiento y transformación potente. Tanto que en muchas culturas ancestrales se vuelven sagradas.
Sin embargo en nuestro contexto moderno, colonial y capitalista ese potencial y esa posibilidad de recrear desde este terremoto existencial y epistémico que es la maternidad, simplemente no es posible para muchas.
De alguna manera somos un porcentaje de mujeres privilegiadas las que podemos inventar una canción o armar un proyecto en mi caso, mientras cambiamos pañales y fregamos platos. Y por privilegio me quiero referir concretamente a recursos socio-afectivos y culturales. Con la pandemia vi a mujeres madres cercanas perder su salud mental, las vi deteriorarse hasta ya pasar al diagnóstico clínico. Ellas en términos económicos y de contexto estaban en una situación similar, o incluso mejor que la que llevo yo. Esto me hizo plantearme varias cosas, partiendo por entender que el privilegio, creo yo, va más allá de lo meramente económico.
Para no perder el punto, creo que si, la maternidad es un volcán loco e incontrolable de revolución en lo privado, y que si se sitúa en lo público es de temer. Pero no todas estamos en condiciones de canalizar ese potencial. Se requieren recursos sicológicos y emocionales y también redes y acompañamiento, porque está más que probada que solas no se puede.
Y para cerrar, al menos personalmente, soy de las que quieren y anhelan un cuarto propio, y me lo ando inventando siempre.
Senoritaugarte- ¡A mi me encantaría tener una oficina! Es como un sueño medio fetiche de poder que siempre he tenido, jejejej. Y sí, respondiendo a tu pregunta la maternidad ES un territorio fronterizo en todas las dimensiones posibles, entendiendo que en esta vida multifuncional y disfuncional a la vez, una debe crear inmersa en el caos que conlleva la rutina, es como una especie de estado zen que una debe alcanzar porque en mi caso, el año pasado o “Mi primer año pandémico”, opté por crear talleres y generar un diálogo con otras artistas de distintos territorios.
Me parecía algo más urgente y menos egoísta como estar haciendo una performance encerrada en mi casa, transmitiéndola en vivo. Por suerte y por necesidad, hubieron muchos espacios de contención y apoyo que me parece maravilloso, necesario y muy político y que los siga habiendo, las ollas comunes, ayuda gratuita psicológica y recaudación de toallas higiénicas para mujeres de la cárcel. Eso es realmente hermoso que ocurra, cuando el feminismo deja de ser sólo un discurso y se lleva a la práctica.
Por otra parte, ha sido duro constatar como dice Alma, a amigas y cercanas que se les ha ido colando el trabajo asalariado en la casa, en su intimidad y esto las ha llevado a enfermarse. Por otro lado, existe la lamentable realidad de las mujeres que perdieron sus empleos al rededor de 899.016 mujeres en Chile (fuente diario La Tercera, 20-02-2021), pero que no están buscando otro no porque no quieran, si no porque no cuentan con apoyo para las labores domésticas y/o crianza y cuidado de sus hijxs.
Ahora yo creo que una debe tener un trabajo interno bien enfocado para que todo el caos que conlleva la crianza, el trabajo de cuidados, trabajo remunerado y violencia económica, entre otras situaciones que entran en juego y no te pasen la cuenta y para llegar a esto, en la premura del tiempo neoliberal que respiramos a diario, es medianamente imposible ya que somos una de las tantas generaciones que no fueron educadas emocionalmente, ni en el hogar, ni en la sociedad, fuimos aprendiendo en el camino (…)
Entonces me cuesta pensar en la maternidad como un “volcán epistémico no-colonial” porque hay muchas realidades bastante crueles que están ocurriendo en este preciso momento. La maternidad no sólo tiene que ver con el hecho de ser madres, también tiene que ver con las infancias y su cuidado y protección. Acá en Chile existe un organismo gubernamental que es el SENAME (Servicio Nacional de Menores), pero que está corrompido institucionalmente, es un negocio perverso coludido con el poder Judicial, donde se violan sistemáticamente los derechos de lxs niñxs y adolescentes. ¡Adoptar un niñx en el SENAME es IMPOSIBLE! y esa realidad nos duele.
Ha habido un cambio, un quiebre en la episteme y el paradigma desde el estallido social hasta estos días apocalípticos-pandémicos, pero el colonialismo al igual que el covid, son “la” pandemia, el virus y vivimos colonizadxs todo el tiempo, el tener conciencia de eso y tratar de evitarlo es un acto micropolítico que todxs deberíamos hacer, es el tiempo de expandir nuestras conciencias, politizar los afectos, la sociedad y la vida.
Cita Diario La Tercera: https://www.latercera.com/la-tercera-domingo/noticia/cesantes-a-la-fuerza/WUBO6J7NQVBAFJHAJBIREQMNLI/
Luisa- Está claro que esta nueva era pandémica, y ver cómo se maneja desde la activación de resortes macho-bélicos o desde esas creencias patriarcales que nos dicen que estas son las únicas maneras de manejar cualquier desaguiado colectivo, esta intensificando las opresiones sobre los cuerpos mujeres, que somos quienes de manera general, en un 84% aproximadamente asumimos los trabajos maternos y de cuidados, así dicho rápido, y que se estima que entre un 60 o 70 % de este 84% no tiene ninguna fuente de ingresos, ni asalariada ni por cuenta ajena, lo que viene a ser lo mismo que decir que cuando asumes los cuidados o los trabajos maternos de emanera mayoritaria, desde cada contexto situado, entras en un estado vital de esclavitud contemporánea. Hablar de pandemia viene siendo lo mismo que hablar de nuevas esclavitudes para los cuerpos mujeres, os pregunto: ¿qué estrategias podríamos plantear para des-adiestrarnos de este nuevo formateo de opresiones coloniales-pandémicas? En el minuto 31.50 de esta conversación entre María Galindo y Cristina Morales plantean salir de las narrativas del miedo y encierro que se están implantando en esta nueva era falo-vírica que atravesamos https://www.youtube.com/watch?v=49wi0xZrqiY&t=2827s, pensar que la vida sigue empujando para salir del imaginario colonial-capitalístico que nos narra Suely Rolnik.
Alma- Creo que es un tema complejo porque se cruzan varias aristas y la pandemia sólo ha venido a agudizar la crisis que ya llevamos hace rato acarreando. Está el tema de la opresión de género, claro que sí, pero creo que el capitalismo salvaje, en nuestro caso el neoliberalismo desatado, el que está apretando más fuerte y parejo para todas y todos haciéndonos esclavos. Al menos acá en Chile esta es una situación que ya lleva sus buenas décadas.
Pero yendo más concreto a tu pregunta, la estrategia de todos los días es la desobediencia y una mixtura entre pensamiento crítico y mágico. En mi experiencia situada pienso que estas formas de pensar y accionar están presentes hace rato en muchas de las mujeres de mi círculo de forma tal que la Pandemia no las ha tomado por sorpresa, es más, a algunas las tomó totalmente preparadas y en estos momentos les va bien. Mis amigas brujas simplemente no enganchan con miedos. No es tampoco «no creer» en el virus ni ser conspiranoico, por eso es una mezcla de ser críticos y reflexivos y saber que hay otras fuerzas no humanas y definitivamente no masculinas, que operan en esta realidad.
Cuando las brujas se ponen políticas como que funciona, por lo menos lo veo así. Yo he vivido constantemente en esos coqueteos entre la ciencia y la mística y hasta el momento vamos bien.
Senoritaugarte- Estoy de acuerdo con lo que comenta Alma; creo que los actos micro-políticos y de empatía, son momentos esenciales para salir del victimismo e individualismo en el que caemos muchas veces. Para mi la estrategia ha sido nunca bajar los brazos, no perder el objetivo, ni las pulsiones. Está claro que estamos todxs cansadxs y no sabemos cuánto más durará la pandemia y esta crisis económica que lleva sus buenos años atrás, pero como comentaba en la pregunta anterior, mi compromiso es con las maternidades, pero también es con lxs niñxs y estudiantes a lxs que les hago clases y talleres. Para mi ser profesora es algo que me llena el alma, es un desafío constante al preparar mis clases e inventarnos otros mundos posibles con les estudiantes a través del diálogo crítico y reflexivo. Mi norte hace tiempo que dejó de ser la performance y el arte “per-se”, es un compromiso social y encarnado, sobretodo en estos momentos de crisis mundial en todo sentido, sobre todo en salud mental.
Luisa, ¡Muchas gracias, Alma y Señoritaugarte! Fuerza a raudales para Maldita Precaria – Mujeres Artistas Visuales.