«Toda crisis acarrea una tensión y abre la posibilidad a un cambio. La gestación es una crisis normativa del desarrollo pero no la única. Lejos de entrar en competiciones que siento contraproducentes, nos parece imprescindible entender y cuidar lo que supone este tiempo para las madres en el desarrollo psíquico particular de cada una» -Patricia Fernández Lorenzo.
Obra cabecera: Pequeñas historias de la maternidad 3 (2015) de Natalia Iguiñiz Boggio
Converso con Patricia Fernández Lorenzo, psicóloga clínica en los servicios de salud mental del Principado de Asturias, especializada en el tránsito psíquico perinatal, en coautoría con, Ibone Olza (psiquiatra/fundadora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal), publican Psicología del embarazo (diciembre, 2020) la cual cuenta además con la colaboración de Susana Carmona Cañabate.
En este párrafo del prólogo firmado por Patricia Fernández Lorenzo e Ibone Olza sitúan el anclaje de partida, recorridos y futuras posibilidades de desarrollo a partir de esta publicación: Ofrecemos en este libro un recorrido por la psicología de la gestante, integrando desde las autoras clásicas a las más recientes investigaciones en neurociencia y programación fetal. Abordamos el incipiente psiquismo del bebé, los intentos de estudiarlo y las dificultades y replanteamientos que implica hacerlo. También mostramos los escasos trabajos que ahondan en el psiquismo del padre y su lugar en el embarazo. Si es poco lo que se ha escrito sobre el psiquismo paterno, menos aún se ha dicho sobre las nuevas identidades reproductivas que incluyen a las parejas lesbianas a las familias transexuales o a quienes donan material genético de manera anónima. Confiamos que esta obra sirva de inspiración y lleve a otras autoras a poner luz en las muchas realidades identitarias emergentes
Luisa- Patricia, el embarazo o proceso de gestación se plantea como una crisis evolutiva que refleja una reorganización significativa de la identidad, vosotras trascendéis la crítica feminista que sitúan que esta afirmación supone un estado de devaluación madurativa para aquellas que no atraviesen un proceso gestante, sino que planteáis en el libro «Psicología del embarazo» que el embarazo o proceso de gestación activa una crisis evolutiva que se plantea como una posibilidad vital para ahondar en un intenso proceso psíquico donde tienes la posibilidad de ponerte en contacto con conflictos no resueltos, traumas, donde se van elaborando resoluciones adaptativas a esa crisis evolutiva en proceso, sin perjuicio de que las que no son madres o no son cuerpos gestantes/sostenedores no puedan atravesar un proceso de crisis evolutiva al transitar otros bioprocesos que no sea la gestación. ¿Estoy en lo cierto? ¿Esta crisis evolutiva que se abre en la gestación supone una posibilidad de reseteo psíquico? ¿Cual sería la relación entre la crisis evolutiva que se activa en el embarazo y el concepto que desarrolláis en el libro de «transparencia psíquica» (maravilloso, por cierto)?
Patricia- Antes de responder quería agradecerte el interés en dar a conocer nuestro libro y acercarlo a quienes desean profundizar en las posibilidades psíquicas que abre el tiempo de embarazo. Este que nos ocupa es un periodo sensible para la madre, que efectivamente evoluciona hacia una nueva identidad mas compleja, y por supuesto para el bebé que recibe de la persona de la madre el amparo imprescindible para construirse en su propia identidad. Toda crisis acarrea una tensión y abre la posibilidad a un cambio. La gestación es una crisis normativa del desarrollo pero no la única. Lejos de entrar en competiciones que siento contraproducentes, nos parece imprescindible entender y cuidar lo que supone este tiempo para las madres en el desarrollo psíquico particular de cada una. La labor materna es enorme y su impacto en la criatura, en la propia madre y en toda la familia requiere de un análisis y acompañamiento necesarios para evitar daños en las muchas vulnerabilidades que quedan al descubierto. Conocer qué cabe esperar a nivel psíquico en la gestante nos permite acompañarla para que ese tiempo de crisis sea empoderante y sanador protegiendo a las díadas mas vulnerables en su salud mental.
Más que un reseteo, que sugiere un borrón y cuenta nueva, yo hablaría de un proceso. La identidad materna se construye en el tiempo y empieza en el embarazo o incluso antes. Se va sedimentando a su vez sobre la historia previa de cada una y a partir de ella. La propia psicobiografia, la infancia tal y como se recuerda y los cuidados que recibimos en las relaciones de apego con las figuras primarias. Especial atención requieren las gestantes que parten de historias de abuso, negligencia o violencias diversas en los cuidados a lo largo del desarrollo.
El concepto de transparencia psíquica acuñado por Monique Bydlowski, describe esa Sensibilidad de la embarazada que permite que afloren recuerdos del pasado especialmente de la infancia y de la relación con la propia madre. Esa permeabilidad a los recuerdos, incluidos los dolorosos, actúa como ventana de oportunidad para ayudar a las madres con historias de vida complejas a poder elaborar los diversos duelos y traumas amparadas y sostenidas en el contexto de una relación terapéutica segura. La transparencia psíquica, por tanto, facilita que en esta crisis de identidad, con la ayuda necesaria, podamos sanar viejas heridas y empezar la nueva andadura desde un lugar más consciente y evolucionado que nos permita no repetir las historias traumáticas ejerciendo los cuidados desde la empatía y el amor.
Luisa- Cuando hablas de este potentísimo concepto de «transparencia psíquica» que se va revelando durante la gestación con la crisis identitaria concomitante, comentas que «con la ayuda necesaria podamos sanar viejas heridas…», mi duda, esa manera de sanar lo no resuelto no debería estar sujeta a la capacidad económica del cuerpo gestante/sostenedor o madre o cuerpo materno sino que debería formar parte de unos futuribles programas de bienestar biopsíquico o acompañamiento psicológico durante las distintas etapas reproductivas por parte de las estructuras sanitarias públicas, fuera de la patologización, fuera de la medicalización, es decir, que ese acompañamiento o ayuda terapéutica (dado que el el porcentaje de trauma en sus distintos niveles en los cuerpos mujeres o mujeres es altísimo) sea parte de un programa público para proporcionar a los cuerpos gestantes/sostenedores o madres las herramientas necesarias para desentrañar, situar, entender, despatriarcalizar y sacar de la negación perpetua a la que nos encierra el paterestado el proceso que se despliega internamente durante la gestación, ya que si la ayuda está sujeta a si tienes o no capacidad de financiarte una terapia en un proceso tan determinante para tu futura psicosalud y la de tu criatura, el sistema de clases se activa a todo volumen, ¿no crees que deberíamos reclamar públicamente la implantación de estos posibles programas de piscoacompañamiento durante la gestación para salir de esa lógica donde se da por hecho que somos todas blancoburguesas urbanitas que podemos financiar privadamente estos procesos terapéuticos?
Nota: uso madre, cuerpo gestante/sostenedor y cuerpo materno, tres maneras de nombrar a quienes asumen los actividades propias a la reproducción social, porque siento una pérdida de energía de lucha o energía de movilización el hecho de seguir encalladas en las nomenclaturas. Creo una derrota seguir alimentando las guerras entre feminismos, cuando el objetivo debería ser remar juntas y establecer horizontes estratégicos como en este caso sobre el proceso de despatriarcalizar, revelar, dignificar y politizar los biopsicoprocesos propios a lo reproductivo. Rescatar lo que nos enseñan nuestras compañeras feministas no-coloniales de los Sures Globales: no hace falta compartir las misma coordenadas, ni las mismas formas de nombrar, ni las mismas luchas, igual tenemos que reconocer distintos estadios emancipatorios (dignos y válidos) de cada comunidad y tramar horizontes comunes
Patricia- Consideramos imprescindible que la valoración del estado emocional de las madres parta de la sanidad pública y se encuadre dentro del seguimiento y acompañamiento al embarazo sano. Contar con personal sanitario formado en herramientas de entrevista para el acompañamiento emocional permite a muchas mujeres conectar con su propio sentir, darse permiso para observarse y plantearse qué necesita y desde ahí plantearse profundizar mas o menos en su propia historia. Sin duda la relación psicoterapéutica permite trabajar estas cuestiones en un entorno protegido para la madre especialmente si quien la acompaña tiene formación en esta etapa y sabe lo que supone. Pero las posibilidades de trabajar lo afectivo y lo emocional van más allá de este tipo de intervenciones siendo también útiles y muchas veces mejor opción los espacios de encuentro entre iguales, los grupos de comadres, los espacios que proponen trabajar lo artistico, el trabajo corporal….Las posibilidades de ayudar a una gestante a sanar heridas vinculares que repercuten en su autoconfianza y en cómo se inicia el vínculo con la criatura exceden la oferta que puede asumir la sanidad pública.
Donde consideramos necesario implementar el recurso público del sistema de salud es en la detección de las diadas vulnerables, en la capacitación de las profesionales para la escucha y la contención emocional y en el acceso a los tratamientos psicoterapeuticos especializados que den la respuesta necesaria en tiempos y en conocimientos a esta etapa perinatal para aquellas mujeres que así lo deseen y que partan de un nivel de sufrimiento psíquico clínicamente significativo. sería un buen punto de partida.
Luisa- Por favor, ¿podrías desarrollar más cómo se articularía el sistema de detección de las diadas vulnerables por parte de la salud pública que proponéis? ¿Qué son las diadas vulnerables?
Patricia- Nosotras apostamos por la figura de la matrona y la obstetra en tanto acompañantes del proceso de gestación, parto y puerperio. Consideramos importante que estas profesionales cuenten con la formación necesaria para incorporar la valoración de las diadas vulnerables para así procurarles los cuidados convenientes que incluyan la derivación a un equipo de salud mental perinatal.
Entendemos la vulnerabilidad atendiendo al riesgo de desarrollar psicopatología tanto por parte de la madre como por parte del hijo en algún momento del desarrollo. Existe evidencia de la vulnerabilidad que supone el que la madre esté expuesta a situaciones de violencia tanto obstétrica como por exclusión social o pobreza, violencia de género, migración, soledad….También hablamos de la vulnerabilidad psíquica de las que han vivido violencia en su propia crianza incluyendo negligencia y abandono por parte de las figuras de apego primarias. Las mujeres con una historia de psicopatología son también población a considerar de manera especial en los cuidados. También las díadas que afronten diagnósticos médicos durante la gestación tanto cuando es la madre como cuando es el bebé a quien se considera enfermo o con alguna discapacidad potencial. Las negaciones de embarazo son escenarios de importante vulnerabilidad a considerar también en los cuidados y la atención.
Luisa- Entiendo que este proceso de identificación con sus correspondientes tratamientos psicoterapéuticos sería una posible estrategia para desmontar la caja de pandora de ese territorio extenso y complejo que se denomina «depresión postparto» (o caja de negación perpetua hacia todo lo que necesita y afecta a los cuerpos mujeres, a las madres y a los cuerpos maternos), ¿estoy en lo cierto? Además creo que para salir de la hiperresponsabilidad individual que se les exige a las madres o cuerpos maternos hay que tener presente que otro eje que atraviesa a las vulnerabilidades parte de un sistema injusto, de un sistema que les roba la potencia del trabajo materno que asumen (trabajo estructurante para la continuidad de la vida de nuestra especie), un sistema turbocapitalista depredador de los cuerpos con necesidades diversas.
Patricia- Detrás de la depresión posparto, que a veces se nombra por defecto como diagnóstico popular sin haber ahondado en el diagnóstico diferencial y necesariamente contextual, hay muchos escenarios a considerar en cada díada. Partiendo de la forma de llegar a la maternidad, la psicobiografía de cada mujer, la historia vincular de cada una, la forma de transitar el embarazo y el parto y los cuidados recibidos y los cuidados con los que cuenta o de los que carece para hacer frente a esta crisis en sí misma desestabilizadora. No sólo es la psicoterapia, hablamos de los cuidados en sentido amplio, de las otras madres con las que identificarse o de las que inspirarse, de los cuidados profesionales desde lo somático pero que también impactan en lo emocional, de la disponibilidad de red afectiva, de la tranquilidad socioeconómica. Todo suma y también todo resta.
Luisa- Muchas gracias, Patricia, por abrir espacio para poder articular horizontes comunes, los que nos permiten a ambas parte del proceso de despatriarcalización de cómo se asimila y encaja todo lo propio a las dinámicas inconscientes que se desarrollan en la etapa de gestación, aunque tengamos distintos ejes de coordenadas teóricos. Me alegro que podamos sumarnos a una lucha que compartimos a pesar de la diferencias: la de ser parte de una Nueva Luchas Reproductivas, que trascienden las tensiones internas entre distintos feminismos, enfocadas en desmantelar este sistema pateropresor que niega lo que sucede en nuestros cuerpos cuando asumimos las actividades reproductivas, cuando las fuerzas reproductivas atraviesan nuestros cuerpos y se inician transformación psicofísicas. Procesos profundamente encuerpados que tienen una traslación psíquica no narrada y no reconocida en los discursos oficialistas/hegemónicos sobre cómo se ha de tratar políticamente los bioprocesos de gestación desde cuerpos diversos. Lo dicho, Patricia, ¡muchas gracias, por tu generosidad! También gracias a Ibone Olza por su apertura.
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