¿Acaso un cuerpo materno, que deviene de las tinieblas de haber sido formateado en el macho-lío-patriarcal, no sostiene una verdadera revolución al tener que confabular diariamente cómo mejorar/generar condiciones vivibles para su criatura escapando de las estructuras normativas/opresivas que enjaulan a los trabajos reproductivos? -problemáticas planteadas en “Dos garras que hacen un huevo” por Ariadna Guiteras (Dilalica, Barcelona, 2022) a partir de una conversación situada en el contexto de las Nuevas Luchas Reproductivas.
Obra cabecera: Captura del hipertexto https://ooo.tetes.ooo/ de Ariadna Guiteras (imagen derecha) + 999999999999 (2021) por Guiteras. Instalación compuesta de lana, vendas, hilados, fibras plásticas 320 x 80 x 10 cm, dentro del ciclo Aliento comisariado por Anna Manubens en Nogueras Blanchard (imagen izquierda).
Os comparto la reflexión incluida en la bella publicación en papel sobre Dos garra que hacen un huevo (2022) de Ariadna Guiteras presentada en Dilalica (BCN) curada por Cati Bestard y Marta Sesé, en la que también aparecen, como parte de la trama de arranque, estas dos preguntas: ¿Podemos seguir, en el camino de la emancipación, escuchando nuestras fuerzas reproductivas? ¿Por qué las fuerzas reproductivas no son legítimas potencias políticas como fuerzas que perseveran en la búsqueda de los destinos más éticos desde la desarticulación identitaria?
Todo comenzó a partir de una conversación con Guiteras sobre cómo ha ido integrando toda la sacudida psico-física desplegada desde el comienzo de su proceso reproductivo, partiendo de ser un cuerpo que devenía de un día a día, donde ponía mucha energía-atencional en desmontar toda la matraca de las asignaciones de género, y siendo un cuerpo con una escucha descolonizada sobre sus propios deseos y fuerzas afectivo-sexuales.
Tras el intercambio me venían las siguientes cuestiones:
¿Cómo podemos integrar un cuerpo en proceso de desarticulación identitaria, con todo lo que supone sostener todo ese íntimo-desentrañamiento (como intento de soltar las cadenas que conlleva lo de estar naturalizada desde canijas dentro una asignación devaluada y socio-históricamente oprimida como (A) cuerpo-mujer, con la urgencia de politizar todos los bio-procesos, procesos encarnados, que atraviesa a dicho cuerpo, como cuerpo menstruante, desde el empuje de sus propias fuerzas reproductivas (las cuales formen parte de la profunda trama inconsciente desde la que arrancan las fuerzas y potencias de vida que empujan para perseverar en lo vivo) sin que no seamos expulsadas de los procesos/cauces para alcanzar la emancipación?
(A) Cuerpo-mujer o cuerpo-comunidad-femenino o cuerpo social no-vergarizado: constructo identitario a partir de unas asignaciones/atribuciones devaluadas históricamente desde la división sexual del trabajo sujeto a la negación de identidades diversas, potencias y posibilidades de los cuerpos distintos al macho-cuerpo, introyectando la pérdida de poder neurofísico-político junto a la obligatoriedad/naturalizada de los trabajos de cuidado hacia otros cuerpos.
¿Por qué sacar de lo pre-político al cuerpo materno a través de politización de las bio-afectaciones que generan los procesos encarnados, que se despliegan a partir de las fuerzas reproductivas, desde la escucha interna a sus propios deseos y expectativas, y con ello ser un cuerpo desarticulado como puerta de entrada de otro cuerpo en este planeta, se aborda como es una estrategia esencialista? Aquí la pregunta se cruza con Every Exit is an Entrance (2020) de Guiteras, donde comienzan a aparecer cuerpos escultóricos como dispositivos de salida/entrada, donde opera una metáfora especulativa sobre la posibilidad gestante desde el cuerpo menstruante, a la hora de erigirse como puerta de entrada de otro cuerpo-viviente-animal-humano en este planeta.
¿Es legítimo politizar, hasta la extenuación, las corpo-afectaciones que atraviesan a los macho-cuerpos o a cuerpos en procesos de emancipaciones diversas (cuerpos que no despliegan sus fuerzas reproductivas) y que esto no se pueda hacer con los corpo-atravesamientos pisco-físicos que desencadena lo reproductivo dentro de los propios debates feministas? Situándonos en el Estado Español, ya que en entornos feminista no-blancocentrados, no-eurocéntricos, la transformación de materialidades que atraviesan a los cuerpos desde lo reproductivo, si forman parte de la agenda teórico-política.
En 999999999999 (2021), Guiteras, nos habla de esto, de cómo volver a armar, después de la bio-afectación reproductiva, una identidad desarticulada respecto a lógicas hetero-centradas. Revela cómo faltan estructuras desde las que encajar dichas corpo-afectaciones fuera del macho-centrismo. Señalando, en palabras de la propia artista, que el título de esta obra es una consecuencia de la falta de nombrado en lo normativo sobre todo lo relacionado con los dolores propios a tales procesos: “Me preguntaron del 0 al 10 cuanto dolor sientes al dar el pecho, dije 999999999999, aunque lo que yo quería decir era 10”.
Los hilos caen, se unen, cuelgan, se vuelven a juntar, se tensionan, se amalgaman, se nutren siendo contradictorios, como parte del tránsito psíquico que tal bio-afectación está generando en la autora. Reivindicando qué pasa con nuestros cuerpos, con las tales corpo-atravesamientos, y por qué no tenemos toda una cultura reproductiva emancipatoria no-esencialista que nos proporcione herramientas con la que atravesar estas corpo-experiencias, sin la violencia que implica la condición pre-política, sin el trauma del no-nombrado que somete a los bio-procesos reproductivos en las tinieblas de negación patriarcal.
Para Guiteras, como aparece en el proyecto online hipertexto https://ooo.tetes.ooo/, el cual, a su vez, dialoga con 999999999999 (2021), los corpo-atravesamientos evocan al Frankenstein de Mary W.Shelley, rescatando las propias palabras del protagonista de la novela: “Recuerdo con gran dificultad el primer periodo de mi existencia; todos los sucesos se me aparecen confusos e indistintos. Una extraña multitud de sensaciones se apoderaron de mí y empecé a ver, sentir, oír y oler, todo a la vez”.
Lo curioso es que estas exclusiones (propias de muchos movimientos de supuesta emancipación) se rozan mucho con los andamiajes propios de cancelaciones socio-históricas sobre el cuerpo-mujer como cuerpo epistémico legítimo, pertrechadas por el (B) macho-cuerpo o cuerpo-comunidad-masculino. Como residuode lo que arrastramos, al tener cuerpos que se ven atravesados por fuerzas vivas que sostienen lo reproductivo, y por ello no ser consideradas como altavoces autorizados para generar epísteme, una epísteme válida, una epísteme sólida, porque como nos recordaba Irigaray, el conocimiento desde el cuerpo-mujer ha sido oprimido, negado, por considerarlo inconstante y difuso (en lugar de cíclico, permeable y ágil).
(B) Macho-cuerpo o cuerpo-machoadaptado o cuerpo-comunidad-masculino: constructo identitario sujetos a lógicas productivistas/utilitaristas, donde está interiorizado/normalizado la acumulación de capitales diversos (políticos/culturales/psico-afectivos/afectivo-vivibles/económicos) a partir del robo sistémico pertrechado sobre las riquezas y potencias que hacen posible la continuidad de lo vivo (expropiando-para-ser) generadas por otros cuerpos distintos al cuerpo-machoadaptado. Junto a la opresión/deslegitimación de todas las articulaciones identitarias, como sujetos con potencia política legítima, que no están bajo su paraguas turbo-corrosivo. Toda su potencia va dirigida a reproducir/mantener el privilegio, reforzarlo al máximo quedando exento de las responsabilidades propias al mantenimiento de las condiciones vivibles, y esto habría la pregunta que tendría que llevar a la centralidad política de si, ¿es legítimo pasar por el plantea Tierra sin sostener, ni cuidar y propiciar condiciones vivibles para el resto de cuerpos vivos, sean animales humanos, animales no humanos o cuerpo-viviente-Tierra o cuerpo viviente-paisaje?
Una epísteme que genere futuribles lógicas con las que poder re-interpretar todo el desaguisado de los macho-psico-consensos implícitos en el falo-pater-pacto social, desde otras posibles maneras de organización. Donde se priorice el hecho de desarrollar condiciones vivibles para todos los cuerpos vivos -porque así van los procesos de macho-adaptación, desde la negación de tales condiciones desde la diversidad identitaria. Macho-procesos en los que hemos sido formateadas, todas aquellas que formamos parte de una identidad devaluada. Los cuales nos han exigido gastar mucha pisco-energía en tener que ir negociando con dichas estructuras, que no están pensadas desde nuestra singularidad, ni desde nuestras bio-afectaciones, ni mucho menos desde los corpo-atravesamiento propios a los procesos reproductivos.
También es un tipo de extractivismo, tal negación, tal expulsión. El hecho no poder tener el espacio legítimo para politizar sin complejos los corpo-atravesamientos, las bio-afectaciones corpo-psico-afectivas que despliega la escucha de las fuerzas reproductivas sobre los cuerpos maternos. Sí, extractivismo sobre nuestros cuerpos. Nosotras/nosotres generamos las fuerzas de trabajo (si miramos desde ejes del feminismo autónomo). Fuerzas que sostendrán este patersistema. Sí, lo sostendrán. Así es. Y aunque haya crisis climática, y los recursos estén manejados por unos macho-cuerpo desde las perversidades propias a la deriva neurótica de la acumulación de capital.
Nuestras fuerzas reproductivas, tales fuerzas, van seguir empujando desde nuestras profundidades inconscientes, como parte de las estrategias de persistir en lo vivo de nuestros cuerpos. Mirando hacia condiciones cada vez más vivibles, porque aquí, calvando rodilla en el día a día, para ir consiguiendo modos de hacer que tengan como resultado condiciones de vivilidad, como nos recordaba, Puig de la Bellacasa, es donde se lleva a cabo uno de los actos políticos más revolucionarios, donde se mira hacia la sublimación de lo ético.
¿Acaso un cuerpo materno, que deviene de las tinieblas de haber sido formateada en el (C) macho-lío-patriarcal, no sostiene una verdadera revolución al tener que confabular diariamente cómo mejorar las condiciones vivibles de su criatura escapando de las estructuras normativas, opresivas y de domesticación?
Como pista certera, para poder ir articulando respuestas (que siempre son situadas, y huyen despavoridas de cualquier universalización) encontramos la pieza textil-escultórica tejida en patchwork como parte de la instalación Dos garras para un huevo (2022) por Guiteras, donde la artista nos revela, en ese tejer sostenido en el tiempo, en ese ir hilando desde el tiempo presente, a través del tejido como materialidad temporal, cual es la verdadera dimensión desestructurante (que la psiquiatría feminista perinatal llama “transparencia psíquica”) o crisis normativa, que va emergiendo en el cuerpo menstruante desde que comienza la gestación. Una crisis, que como señala en Futuridades Maternales, la psicóloga clínica perinatal, Patricia Fernández Lorenzo: “Acarrea una tensión y abre la posibilidad a un cambio. La gestación es una crisis normativa del desarrollo pero no la única. Lejos de entrar en competiciones que siento contraproducentes, nos parece imprescindible entender y cuidar lo que supone este tiempo para las madres en el desarrollo psíquico particular de cada una”.
(C) Macho-lío-patriarcal: tinieblas de confusión sistémica en la que ha sido socializado el cuerpo-comunidad-femenino o cuerpo-mujer desde todo un aparato macho-normativo, el cual no es consecuencia de consensos propios de cuerpos que pertenecen a identidades devaluadas socio-históricamente, donde se jerarquiza una tramas psico-afectivas sobre otras. Donde lo considerado como “legítimo” parte de las expectativas y deseos de una culturas patercentrada, desoyendo las necesidades, horizontes y propias expectativas como cuerpo no-machoadaptados, y exigiendo, a través de toda una trama psico-interna y jurídica la macho-adaptación de todos los cuerpos a sus andamiajes, lógicas y pater-deseos.
Igual la verdadera revolución, en formato silencioso (porque es lo que toca a las que devenimos de ser cuerpos devaluados o cuerpo-mujer), es la que sostenemos todos aquellos cuerpos que nos vemos atravesados por las fuerzas reproductivas, cuando tenemos que enfrentarnos a tal bio-afectación, la cual nos genera darle la vuela al calcetín psíquico (aunque los blanco-feminismos eurocentrados igualitaristas nieguen la psico-trama que opera desde la gestación) sin ayuda de nada, ni nadie. Porque no hay estructuras públicas, ni elaboraciones integradas sobre toda estas dinámicas psico-física como parte del cuerpo social, donde todo esto agarre la urgencia social que le corresponde, urgencia político-sanitaria. Y a pesar la tales ausencias, como materializar Guiteras, volvemos a articularnos como cuerpos maternos, como un patchwork diario, agarrándonos a lo que vamos encontrando, desde ejes no esencialista, fuera de romantizaciones blandengues o lejos de las asignaciones férreas esculpidas sobre todo lo reproductivo por parte del paterestado.
¿Somos sabedoras que parte de los movimientos de emancipación, que niegan la potencia epistémica de los cuerpos maternos, tienen inoculado el mismo (D) paternalismo devaluador introyectado propio del macho-cuerpo, generando un territorio psíquico de dominación/negación sobre los cuerpos que sostienen los procesos reproductivos? ¿Son conscientes, los feminismos igualitarios-blanco-centrados, del mandato de exclusión que reproducen sobre los cuerpos maternos dada la confusión que existe entre los trabajos reproductivos o trabajos maternos o actividades humanas propias a la reproducción social como parte del proceso de blanqueamiento de las crianzas?
(D) Blanco-paternalismo-devaluador-introyectado: estructura de dominación psíquica, que está extrapolada actualmente en los cuerpos maternos, que permitió la esclavización de los cuerpos secuestrados procedentes de África y de cuerpos originarios de Abya Yala durante los siglos de blanco-colonización para que el pater, los blanco-pater, los falopater, los macho-blancopater, pudieran seguir con sus derivas neuróticas de acumulación de capital como parte de ese impulso, profundamente colonizado en sus profundidades inconscientes desde un protocapitalismo identitario, que articula esa macho-identidad, tan suya (expropiando-para-ser) como manera de construirse/proyectarse a partir del robo del trabajo ajeno -aquí rescatamos los que nos dice, Rivera Cusicanqui, sobre como continúa un rasgo arcaico y reaccionario en el mantenimiento desde estructuras sociales privilegiadas al seguir reproduciendo la servidumbre, en aquello de vivir del trabajo ajeno. (constructo desarrollado en “¿Por qué permitimos el extractivismo sobre nuestros cuerpos maternos? por Luisa Fuentes Guaza páginas 22/27 en NO HAY SOLISTAS (2022)revista de pensamiento editada por Centro Huarte Arte Contemporáneo + Consonni, también desarrollado en el seminario ¿Por qué continúa el extractivismo sobre los cuerpos maternos? (Febrero, 2022, UNAM Ciudad de México)
Guiteras, propone a través de sus manos, en Dos garras para un huevo (2022), un quehacer diario como estrategia de articulación frente a una identidad normativa sobre lo reproductivo impuesta, esclavizante, opresora. Nos precipita a un proceso, del que devenía antes de lo reproductivo, como parte de la auto-indagación que llevaba en marcha sobre su asunto-vital-propio (donde lo reproductivo es una sólo una parte, que no niega, ni invade, ni excluye, al resto de desarrollos vitales: políticos, intelectuales, psico-afectivas, afcetivo-sexuales, espirituales, socio-afectivos, económicos, etc). Pero su cuerpo, ante su perplejidad, se ve atravesado por unas corpo-afectaciones, que hemos repito cual mantra a lo largo de este texto, que se encuentran en un proceso de transición paradigmática, sobre todos los ejes de interpretación de lo reproductivo, como parte de lo que nos ilusiona llamar “Nuevas Luchas Reproductivas”, cuya puerta ya nos la abrió Federici hace ya diez años en Revolución en punto cero (2012) profetizando, lo que comienza a suceder: “Lo que necesitamos es un surgimiento y un nuevo impulso de la luchas colectivas sobre reproducción, reclamar el control sobre las condiciones materiales de nuestra reproducción y crear nuevas formas de cooperación que escapen a la lógica del capital y mercado (…) Transformar la concepción impuesta sobre el trabajo reproductivo, rompiendo con su actual estructuración como tarea opresiva y discriminatoria y re-descubriéndola como el campo de trabajo más liberador y creativo para la experimentación de las relaciones humanas”.
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Nota de Luisa para Ariadna: ¡Mil gracias por la reflexión escultórica que nos ofreces! La cual identifica muchas pistas -para jalar desde ahí- como parte de las articulaciones (en proceso) dentro de la transición paradigmática sobre los trabajos maternos o sostén de otros cuerpos dependientes de nuestro cuerpo en la que estamos. Fuerza para el bio-proceso que sostienes como puerta de entrada de otro ser en este planeta + fortaleza para compaginarlo con el sostén de tu criatura -ya transitando sobre el cuerpo-viviente-tierra. ¡Seguimos, hermosa!